El SEAT 600 no es solo un automóvil; es un símbolo de una época, un vehículo que transformó la sociedad española y marcó el inicio de la motorización masiva en el país. Su historia comienza en los años 50, cuando España atravesaba un periodo de reconstrucción económica tras la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. La necesidad de democratizar el transporte y ofrecer a las familias un vehículo accesible fue el punto de partida para uno de los coches más emblemáticos de la historia española.
Orígenes del SEAT 600
El SEAT 600 nació de un acuerdo entre SEAT (Sociedad Española de Automóviles de Turismo) y la italiana Fiat, en un contexto de industrialización incipiente. La empresa española había sido fundada en 1950 con el objetivo de producir coches en España bajo licencia Fiat, adaptando los modelos italianos a la demanda local.
El proyecto del SEAT 600 se inspiró en el Fiat 600, un modelo compacto, económico y funcional que ya había tenido éxito en Italia. La diferencia fundamental era que SEAT debía producirlo completamente en España, usando componentes nacionales en la medida de lo posible, lo que supuso un impulso decisivo para la industria automovilística española y para la economía en general.
El primer prototipo se completó en 1957, y su presentación oficial al público tuvo lugar en 1957 en la Feria de Barcelona. Desde el primer momento, destacó por su tamaño compacto, diseño funcional y precio asequible, características que lo harían accesible a la clase media española.
Características técnicas y diseño
El SEAT 600 era un coche pequeño y ágil, diseñado para ser económico y práctico. Tenía un motor trasero de 633 cc y 21 CV, capaz de alcanzar los 95 km/h, y un consumo de combustible muy bajo, lo que lo convertía en una opción ideal para familias que comenzaban a incorporarse a la movilidad privada. Su estructura de cuatro plazas lo hacía versátil, aunque su tamaño reducido facilitaba la circulación en las estrechas calles de las ciudades españolas.
El diseño, con líneas redondeadas y puertas que se abrían hacia adelante, combinaba funcionalidad con cierta elegancia discreta. A lo largo de su producción, se introdujeron variantes como el SEAT 600 D, E y L, que incorporaban mejoras mecánicas y estéticas, como motores más potentes, mayor espacio interior y acabados más cuidados.